Las argentinas deberían vivir 109 años para ver cerrada la brecha salarial

Según un nuevo estudio, las mujeres cobran un 35% menos que los hombres y aún rankean muy por debajo en los cargos jerárquicos de grandes empresas.

11 julio 2017
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La economía feminista asegura que las mujeres están «sub representadas en la fuerza de trabajo». Eso en Argentina quiere decir que un porcentaje muy menor de las que están en edad de trabajar efectivamente lo hacen: el 48% vs. el 73%. Y que las que sí trabajan siguen ganando menos que los hombres.

No es una «grieta» en el pensamiento económico. Lo demuestran los números. Los datos parten de un estudio de Accenture en el que se entrevistó a 28.000 mujeres y hombres, de tres generaciones y nueve países.

La cifras también dicen que la brecha salarial de género se achica muy lentamente, lo que profundiza la desigualdad social.

El «dato bolsillo» suena más fuerte​: cada 100 dólares que gana una mujer en Argentina, un hombre se hace de 135. Eso es la brecha salarial, a secas. Y, de seguir las condiciones como hasta ahora, las jóvenes que hoy ingresan a la universidad deberían vivir hasta los 109 años para poder ver cerrada esa grieta.

Pero hay además otro problema: la brecha salarial oculta, la que refiere a que las mujeres suelen ser las responsables del trabajo no remunerado de cuidar a los hijos y hacer las tareas domésticas, lo que eleva del 35% al 106% la diferencia entre lo que perciben hombres y mujeres.

Hay que tener en cuenta que en Suecia -país que solemos usar como antítesis de Argentina- the gap (como se llama en inglés a esta diferencia) no es mucho menor: 34%. No es un tema «cultural», es la economía. Tanto en países desarrollados, como en desarrollo, siguen hablando los números.

La clave de la economía feminista también es romper “el techo de cristal”, concepto gráfico para resumir la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres en las empresas y organizaciones. «Argentina tiene un gran trabajo por hacer en este sentido. La presencia de mujeres en directorios es muy poco significativa. Hay una participación creciente en posiciones C-Level (así se llama a los puestos de la alta dirección, al empezar por la palabra Chief), como directoras de Finanzas (CFO) de Sistemas (CIO) y jefas de Operaciones, (COO). Aunque aún son muy pocas las CEOs», explica a Clarín Gabriela Terminielli, responsable del Capitulo Argentina de Women Corporate Directors (WCD).

«Creemos que en los próximos años la presencia de mujeres en altos mandos se irá fortaleciendo en el país. Las corporaciones globales tienen claro que los directorios diversos son clave para el negocio. El desafío es incorporar políticas que resulten realmente efectivas a la hora de promover mujeres a posiciones de toma de decisión», señala Terminielli.

Hace unas semanas, en un encuentro en Puerto Madero, esa fundación desafió a los líderes del sector a aportar recursos para la integración de más mujeres en cargos directivos​.

Y si antes hablamos de un «concepto», ese techo de cristal también tiene una base en números: las mujeres son mucho menos propensas que los hombres a tener un trabajo remunerado, en un 50% vs. un 75%.

El mercado de las IT demanda ingenieras, especialistas en ciencias y tecnologías. Una encuesta de Chicas en Tecnología muestra que este sector paga hasta un 33% más que otros, pero la presencia femenina en este tipo de carreras todavía es baja, por prejuicios para el ingreso de mujeres a estudiarlas.

Según la última encuesta del Observatorio Permanente de Software y Servicios Informáticos (OPSSI) de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), en 2016 y lo que va de 2017, hubo una oferta de 7.000 puestos en el área y 5.000 quedaron sin cubrir. El mercado de las IT las necesita.

«Jamás fui de comparar mis ingresos contra el resto. Ya fuese hombre o mujer. Quizás hubo diferencias, y si fue así no me tome el tiempo para pensar que era por el género. Soy una convencida de que el sueldo debe de ser la recompensa por el desempeño, el conocimiento y la experiencia que cada uno tiene. Y las veces que entendí que merecía más de lo que estaba recibiendo, lo conversé», dice a Clarín Alexia Keglevich.

A los 16 años, Alexia empezó a trabajar en una agencia de viajes de Viamonte y Florida. Después fue cadeta de su padre, el fundador de Assist Card. A los 25, por diferencias con su papá, sin ahorros pero 10 años de experiencia, entró al ex Banco Río. Estaba divorciada, con una hija y una doble hipoteca sobre su casa. Hoy es la CEO a nivel global de esa compañía de asistencia al viajero que empezó como una empresa familiar. Es una de las mujeres más exitosas de Argentina. Y una de las poquísimas que llegaron a ese cargo en el país.

«Quizás actualmente es una anécdota que la CEO sea mujer, pero en mis primeras reuniones recuerdo perfectamente qué me pasaba los primeros 10 minutos del encuentro: tenía que demostrar que estaba en la mesa de decisiones por mis aptitudes. Hoy es mucho más normal ver en las mesas de directorios mujeres al poder», agrega y habla de «fantasmas que hay que combatir» cuando se refiere al techo de cristal. «Entiendo esto como el límite que muchas veces uno se auto impone», dice, y aconseja a las mujeres «que se animen a salir de la zona de confort y se arriesguen».

El informe de Accenture traduce a números el «arriesgarse» que dice Keglevich e identifica tres ecualizadores que ayudarían a cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres. Apuntan directamente a decisiones que las mujeres pueden tomar en relación a sus carreras. Si se pusieran en marcha, el tiempo para cerrarla se acortaría 60 años y las mujeres que se gradúen en 2020 tendrían 46 años al momento del cierre de la brecha, no los imposibles 109 de la proyección actual.

Fluidez digital

​Que más mujeres se instruyan en tecnología para conectarse en el mercado laboral, para aprender cuando son estudiantes y obtener mejores puestos. Puede reducir la brecha salarial un 21%.

Estrategia relacionada con las carreras

Que las mujeres apunten alto, elijan en base a buena información y gestionen sus carreras de manera proactiva. Puede reducir la brecha salarial un 9%.

Inmersión tecnológica

La oportunidad de que las mujeres adquieran mayores conocimientos tecnológicos y aptitudes digitales más sólidas para avanzar con la misma velocidad que los hombres. Puede reducir la brecha salarial un 5%.

WCD toma en cuenta estudios como el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el que cuando se comparan ingresos promedio de hombres y mujeres con iguales edades y niveles de educación, la brecha salarial llega al 17%. Según un estudio del Foro Económico Mundial, Argentina está tercera después de Brasil y Chile entre los países de América Latina con mayor brecha salarial entre varones y mujeres.

¿Cree que Argentina está en un proceso de cerrarla? «Sin lugar a dudas, más mujeres superarán los mandos medios, negociarán mejor sus salarios y ocuparán los lugares de decisión para los que están ampliamente calificadas», cierra Terminielli.

*De la sección «Sociedad» del diario Clarín, del viernes 26 de mayo de 2017