¿Sirven de algo los estudios de género?

2 julio 2018
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El artículo que compartimos, del diario español El Mundo, propone una reflexión acerca de la utilidad y conveniencia de los estudios universitarios en género. Discurre, por supuesto, a partir de la experiencia española, que ofrece una variedad de opciones académicas de grado y posgrado en la materia y está discutiendo o revisando ese tratamiento universitario. En cualquier caso, creemos que propone argumentos enriquecedores sobre interrogantes de validez global: ¿es conveniente este tipo de carreras?, ¿qué objeto de estudio tratan? y, sobre todo, ¿cuál es la práctica profesional de los egresados de ellas?

Miles de mujeres saldrán mañana a la calle en toda España para reivindicar su papel en la sociedad, destrozar el techo de cristal que hasta ahora le ha vedado el acceso a puestos de responsabilidad y reclamar la equiparación salarial con los hombres.[La referencia a la movilización de mujeres en España corresponde a la realizada el 8 de marzo de 2018, y las consignas esgrimidas son tópicos de la agenda de la igualdad de géneros en materia laboral. Al respecto, consideramos interesante preguntar a los alumnos qué conocimiento tienen de temas como el llamado “techo de cristal” y la discriminación salarial de las mujeres, y comparar ese debate con el que existe en la Argentina sobre el punto (y si se considera que existe uno). Como recursos para esto proponemos otros artículos de esta misma sección, como “La brecha de género en materia laboral” y “Brecha salarial: las mujeres ganan 27% menos que los hombres”]

Mee Too, Ni una Menos o Juntas Somos Más son los lemas de la huelga general y las marchas que recorrerán todo el mundo como colofón al florecimiento de la conciencia feminista en el último siglo. Un despertar colectivo en el que la Universidad también ha tenido un papel importante en la última década.

En 2008, y de la mano del Proceso de Bolonia, los estudios de género entraron en los campus españoles. Concretamente, en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), donde se aprobó el primer título de grado sobre esta materia, que se impartió hasta su desaparición en el año 2014.

Actualmente, casi una treintena de universidades imparte algún máster relacionado con la igualdad de género y una veintena oferta programas de doctorado. Algunos se centran en políticas públicas, otros en estudios feministas, los hay más concretos, como los de salud y violencia de género, de análisis históricos…

Pero, ¿para qué sirve un grado o un máster en igualdad? ¿Cuáles son exactamente sus salidas profesionales? «Hay que medir el impacto de género, algo que es de obligado cumplimiento según leyes y reglamentos. Hay que tener planes de igualdad, también en las empresas, pero cuando te sientas a hablar con la gente en estos ámbitos te dicen que no saben hacerlo, es una realidad que se repite constantemente en el discurso privado y en el público», afirma Laura Nuño, directora del Observatorio de Igualdad de la URJC. «Aún hay profesionales de la salud a los que preguntas si la violencia de género es un problema de salud y te miran atónitos», subraya esta experta. «¡Pues claro que es un problema de salud! Lo dice la OMS: es un problema de salud pública».

Cecilia Castaño, catedrática de Economía Aplicada y profesora en el Máster de Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid, cree que «lo que está habiendo es una diversidad y una especialización muy importante de la oferta y la formación en género». A su juicio, hay campos completamente necesarios, como el de la Comunicación. «En todos los periódicos, en todas las teles, debería haber una persona experta; y de la misma manera que se revisan los términos en corrección política, o una terminología que puede afectar a grupos desfavorecidos, hay que cuidar la igualdad de género», argumenta.

Estos másteres y doctorados pretenden otorgar un nivel más de formación a estudiantes venidos de muy distintas áreas: trabajadores sociales, profesionales de la salud, del deporte, historiadores, antropólogos, maestros, publicistas, abogados… A todos ellos les aporta una visión profunda y analítica sobre la mujer en su historia y en su presente para convertirlos en profesionales comprometidos con una sociedad igualitaria y que sepan detectar problemas de género y hacerles frente.»

Hay una demanda importante de agentes de género e igualdad en los servicios sociales para atender, por ejemplo, a mujeres objeto de trata o violencia; para ayudar a mujeres inmigrantes con problemas de incorporación laboral o social…», recuerda Cecilia Castaño. «Para muchos problemas de este tipo es muy importante tener perspectiva de género, porque, si no, se trabaja con estereotipos y se considera a estos colectivos como seres marginados y apartados. Es entonces cuando se cometen muchísimos errores», destaca esta experta.

[Nos parece muy interesante este concepto de “agentes de género e igualdad”, porque le da cuerpo al argumento sobre la necesidad de los estudios de género: en cada vez más organizaciones, de los más distintos ámbitos de la vida en relación, es necesaria la participación de profesionales especializados que traten la cuestión de género con conocimiento probado y adecuen las estructuras y las prácticas a las leyes y reglamentaciones que existen sobre la materia: como si hubiera una división del trabajo entre  los grupos de interés, que pujan legìtimamente por inspirar las normas jurìdicas, y los agentes de género, que una vez modificadas, las aplican. Como sea, se trata de una complementaciòn necesaria para que las leyes no queden nada más que reducidas a palabras, como sucede muchas veces en la Argentina: hechas las leyes hay que hacer las prácticas]

El grado pionero de la Universidad Rey Juan Carlos se creó en el año 2008 en la modalidad ‘online’ y acabó siendo presencial, pero se cerró seis años después por la crisis, la baja demanda y la presión de las voces críticas

La posibilidad de cursar estudios relacionados con la igualdad de género está a muy diferentes niveles. Además del recorrido universitario, existe la opción de cursar estudios de Formación Profesional en Técnico Superior en Promoción de Igualdad de Género, cuyas salidas se centran en la prestación de estos servicios en empresas públicas y privadas.

En cuanto al grado universitario, lleva huérfano de estudios de género desde 2014, cuando se produjo el mencionado cierre del título de la URJC. Éste había nacido en la modalidad online, aunque pronto se convirtió en presencial, e incluso llegó a formar parte de dobles titulaciones junto a Derecho y Ciencias Políticas. Pero los malos tiempos económicos, la moderada demanda y la presión de las voces críticas (que lo consideraban una formación muy especializada para un nivel tan generalista como el de grado) acabaron tumbando esta experiencia pionera.

[Esta mención al caso español sobre los estudios de grado en género nos trae la posibilidad de reflexionar sobre lo siguiente, dejando de lado la coyuntura meramente económica como explicación de su cierre en la URJC: ¿los temas de género, no han de formar parte más bien, transversalmente, del contenido de todas las carreras de grado que se imparten?, ¿no consiste en eso mismo una auténtica “perspectiva”? Si bien podemos pensar en ambas cosas en paralelo, también sabemos que tendencia a la especialización académica muchas veces redunda en ignorancia recíproca]

[Por otra parte, ¿cómo se es más eficaz en la modificación de la práctica machista en distintas profesiones… desde adentro o desde afuera de las mismas?, es una pregunta válida para todos los órdenes de la vida social, de modo que animamos a reflexionar sobre posibles respuestas (hay acá también una elección táctica que es provechoso visualizar)].

«Las universidades son espacios muy instalados en la costumbre y les cuesta cambiar. Viven un androcentrismo como neutralidad y por eso consideran los estudios de género como ideología, afirman que no son ciencia, y por tanto no deberían estar en las universidades», lamenta Laura Nuño, coordinadora de aquel grado.

Adversidades a las que también se ha enfrentado la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que el próximo año tomará el relevo de la URJC y de algunas de las universidades más reconocidas del mundo anglosajón, como Harvard, Columbia, Oxford o Toronto, que hace años lo ofertan.

El Grado de Estudios de Género de la UAB tendrá una duración de tres años y combinará contenidos totalmente transversales desde los ámbitos político, histórico y de la salud. Joan Carbonell, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de esta universidad, explica que en la decisión de llevar a cabo este grado tuvieron en cuenta «el enorme calado social y el interés jurídico» que suscita la igualdad de género. «Los estudios tienen que ser dinámicos, en las universidades tenemos la obligación de atender nuevas demandas de formación, y este sector estaba desatendido -plantea Carbonell- cada vez hay más estudiantes interesados en tener una visión poliédrica de la realidad».

Según explica el decano, para la creación de este grado han mantenido reuniones con posibles ocupadores y agentes que pudieran trabajar este tema: representantes de empresas privadas, administraciones públicas, de asociaciones de mujeres y ciencia… «Les expusimos la idea y la respuesta fue unánime y fantástica», comenta Carbonell. «Nos dijeron que buscaban este perfil, alguien capaz de coordinar y dinamizar, con una visión más general y que actúe como pegamento en la sociedad».

*Por Verónica Gayá, para el diario español El Mundo, del 7 de marzo de 2018. Las negritas y las cursivas entre corchetes son nuestras. La foto es de Ajubel.