Anticoncepción, ¿cosa de mujeres?*

22 mayo 2018
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La foto es de La Nación

“El papel de los varones en la anticoncepción es prácticamente nulo», afirma Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), y agrega: «Es una responsabilidad que en la Argentina pareciera estar reservada a las mujeres». Bianco no se refiere en esta caso a la tradicional reticencia del varón argentino a recurrir al preservativo, sino a los métodos anticonceptivos denominados permanentes y, más precisamente, a su uso en el contexto de parejas que por distintas razones deciden dar por cerrada la búsqueda de un hijo.

[Un tema preocupante en esta problemática y que el autor del artículo (seguramente por ser hombre) soslaya rápidamente es que de todos los métodos anticonceptivos disponibles en la actualidad y que no sean invasivos como la vasectomía y la ligadura de trompas, el preservativo es el más seguro, el más barato y justamente el más despreciado por los hombres al momento de elegir un sistema de anticoncepción. Además de que su uso es visible y por lo tanto consensuado entre ambos, y del cual no puede haber olvidos femeninos, como el caso de recordar todos los días de tomar una pastilla anticonceptiva que además trabaja  y regula o “desregula” el sistema hormonal femenino con todas las consecuencias conocidas o aún no investigadas sobre la salud de la mujer. Todo esto remite a un tema fundamental: la responsabilidad por el acto a realizar y la consecuente prevención es una tarea de a dos, en la que el hombre tiene la responsabilidad asumida de cuidarse él y de cuidar a su pareja. El cuidado del otro no es un atributo solamente femenino.]

Pero todos los métodos anticonceptivos más utilizados y recomendados , ya sea la operación de ligadura, el DIU o las píldoras anticonceptivas son aquellos en que las mujeres deben poner su cuerpo., y todos ellos traen consecuencias para el cuerpo de la mujer porque no son inocuos, son netamente invasivos y ponen en riesgo algunos aspectos de la salud de las usuarias. Pero aún así siguen siendo los más usados.

Este cuadro que acá pintamos revela la despreocupación,  la ignorancia o la profunda concepción cultural y machista que maneja la sociedad argentina en general, sin distinción ni de clases, ni de nivel socioeconómico, ni educativo. Las consecuencias de utilizar métodos no seguros quedan así en manos de uno solo de los miembros de la pareja,  que por ende resultará en su momento la “responsable” de no haber actuado correctamente . Y a quien nuestra sociedad hace llevar toda la carga de un embarazo no deseado.

Queda bien en claro, entonces la responsabilidad que tenemos los educadores dentro de la formación de las generaciones que nos sucederán en temas que necesitan de la defensa de los derechos tanto de las mujeres como la de los hombres. Asumir responsabilidades es la contrapartida de tener los derechos].

[Compartimos con el autor la necesidad de destacar que el tema del artículo no implica soslayar la importancia del preservativo como principal dispositivo no solamente anticonceptivo, sino además preventivo del contagio de las enfermedades de transmisión sexual. Sugerimos por otro lado, tener en cuenta nuestra publicación anterior “La brecha de género en materia laboral«, en la parte en que refiere a la planificación familiar y los acuerdos de pareja como solución de fondo a la discriminación de la mujer en el mundo del trabajo.]

Las cifras al respecto son elocuentes: en 2016 se realizaron en establecimientos públicos solo 97 vasectomías contra 12.976 ligaduras de trompas de Falopio (o ligaduras tubarias), según refieren las estadísticas del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable de la Argentina. Los números locales contrastan con los de otros países como España, por ejemplo, donde la proporción de las intervenciones quirúrgicas de anticoncepción que se realizan en el varón es cada vez mayor. Actualmente, según la Sociedad Española de Anticoncepción, las vasectomías representan el 54% de esas intervenciones en España (contra un 46% de ligaduras tubarias). Solo en los Estados Unidos, más de 500.000 varones recurren a este método anticonceptivo permanente cada año.

«En la Argentina, uno de los motivos por el cual encontramos una ínfima proporción de vasectomías es cultural», comentó Santiago Brugo Olmedo, especialista en medicina reproductiva y director médico de Seremas. «Tradicionalmente, la carga de la anticoncepción está puesta en la mujer, dejando en evidencia una mirada profundamente machista del tema. Esta diferencia de género se da también en la elección del método contraceptivo, escogiendo la manera más compleja en lugar de la más sencilla, por un motivo sexista», agregó el especialista que advirtió que entre la vasectomía y la ligadura de trompas existen notorias diferencias en cuanto a la complejidad de los procedimientos.

Similitudes y diferencias

La vasectomía y la ligadura de trompas comparten no solo el hecho de ser métodos anticonceptivos con una tasa de efectividad superior al 99%, sino que en la Argentina ambos procedimientos deben ser realizados en forma gratuita a toda persona mayor de 18 años que lo solicite, según lo establece la ley nacional N° 26.130 de contracepción quirúrgica, sancionada en 2006.

La diferencia, en todo caso, radica en el grado de complejidad de los procedimientos. «Mientras que la ligadura se realiza dentro del abdomen de la mujer, para lo cual el cirujano debe hacer una laparoscopía, la vasectomía es una intervención prácticamente superficial, que no requiere más una pequeña incisión en el escroto y que se puede hacer con anestesia local», explicó Brugo Olmedo.

[Aquí aparece claramente el hecho de que a igualdad de resultados, se sigue perjudicando a la mujer, que es a quien se expone a una intervención todavía más invasiva que la del hombre. ¿Será que así como la procreación y la crianza son vistas como una responsabilidad eminentemente femenina, también lo es la decisión de no tener hijos? Creemos que es un punto sumamente interesante para trabajar con los alumnos]

El problema, señaló Bianco, «es que a la falta de percepción del derecho reproductivo del varón en la Argentina, que pone en la mujer el cuidado de la reproducción, se suma al desconocimiento de lo que es una vasectomía por parte de los varones y a los mitos que hay en torno a este procedimiento». La lista de estos mitos incluye desde una supuesta modificación del aspecto genital hasta la pérdida de potencia sexual como resultados de la vasectomía, todas creencias populares sin fundamento científico.

«Al realizar una vasectomía, el volumen del semen no sufre ningún cambio y tampoco hay problemas sexuales, porque la intervención no afecta ni la erección ni el deseo sexual», explicó Brugo Olmedo, que recordó que la vasectomía «tampoco disminuye el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual», por lo que sigue siendo necesario para ello el uso de preservativo.

Otro aspecto que comparten las vasectomías con las ligaduras de trompas es que se trata de procedimientos en los que es muy difícil su reversión quirúrgica, pero en los que tanto varones como mujeres pueden -si lo desean, lo que es habitual cuando forman nuevas parejas- recuperar la capacidad de concebir con sus propios espermatozoides y óvulos (respectivamente) mediante tratamientos de fertilización asistida.

El desconocimiento al respecto es hoy la barrera, concluyó Bianco: «Es lógico que sea muy pequeño el número de hombres que eligen realizarse una vasectomía en la Argentina, si nadie habla de ello, ni el Gobierno ni las distintas organizaciones que trabajan en el tema».

[A este respecto, ¿hay suficientes mujeres en el sistema de salud para atender con mirada femenina el acompañamiento de mujeres y parejas en un aspecto tan importante de la salud personal y de pareja?]

*Artículo “Anticoncepción, ¿cosa de mujeres?”, de Sebastián A. Ríos. Diario La Nación (Argentina), del sábado 12 de mayo de 2018. Las cursivas entre corchetes son nuestras.