Educación y Salud en tiempos de coronavirus. Entrevista a Silvia Gold. Boletín de novedades educativas N°106

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En tiempos de pandemia buscamos algunas claves para pensar cómo trabajar la prevención  desde el ámbito de la educación. Para ello entrevistamos a Silvia Gold, quien desde fundación Mundo Sano  cuentan  con una basta experiencia en desarrollar campañas educativas y de prevención en Argentina sobre el chagas y el dengue.

Dra en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires. Presidenta de la fundación Fundación Mundo Sano, y del Grupo Insud. Dirige además el Consorcio de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I).

-FL:- ¿Cuánto podemos esperar que dure este proceso de cuarentena y pandemia?

-SG:- La ilusión pasa por ver que China ya dijo no tener ningún contagio y eso hace que uno crea que se termina, pero saber cuándo es difícil porque todos los países todavía estamos en expansión de contagios.  Por ese motivo necesitamos que en España o Italia empiece a bajar la cantidad de contagios y de muertes. Todavía estamos en expansión tanto en el número de países que se agregan, como en el número de casos en cada uno de esos países.

Se sabe poco, escasean los diagnósticos y los servicios de salud  no están plenamente preparados.

Creo que es un momento de esfuerzo, solidaridad, responsabilidad, y aprendizaje. Me temo que la solución sea el día que haya una vacuna. Esperamos que suceda en el mediano plazo.

Para un virus nuevo que aparentemente viene para instalarse la solución va a ser la vacuna, y no creo que haya posibilidad de que se cree una antes de un año, o incluso un poco más.

Todo este período es confuso y tenemos que estar preparados. No sabemos cuáles van a ser los problemas logísticos que van a ir apareciendo.

Está bien empezar por preveer el contagio y el desborde de los sistemas de salud. Cuáles son los otros problemas, de todo tipo, que aparezcan habrá que ir viéndolos sobre la marcha para ajustar las desiciones.

Hay dos protocolos internacionales de la Organización Mundial de la Salud. A uno la Argentina ya adhirió, y entiendo que se va a adherir a los dos. Éstos se llaman Solidarity 1 y Solidarity 2. Uno es para agrupar ensayos clínicos del mundo y otro es para agrupar diagnósticos del mundo.

Creo que esto es un antes y un después, y que el impacto que esta pandemia produjo nos tiene que llevar a la reflexión a todos. A mí me gusta volver a escuchar la palabra solidaridad.

-FL:- En ese sentido esta situación puede generar también un proceso reflexivo que implica cambiar ciertos hábitos, tanto a nivel institucional como personal.  En términos generales, desde la experiencia de  fundación Mundo Sano en el trabajo con epidemias como el chagas y el dengue, ¿qué tipo de aprendizajes te parecen importantes rescatar de todo este proceso?

-SG:- A nosotros nos es familiar trabajar en esto, no con el coronavirus, pero sí con el dengue que tiene brotes epidémicos fuertes, que es explosivo,  y que cuando explota es difícil de manejar. Por esos motivos  puede hacer colapsar sistemas de salud. Es decir, que ambos virus tienen parecidos, y en Mundo sano tenemos muchos años de trabajar en esto.

En términos generales en epidemiología es necesaria la identificación del caso, qué conducta tener frente a éste y disponer de protocolos claros respecto a qué hacer. En dengue lo tenemos y lo conocemos. Incluso tenemos muchos años de trabajo y experiencia en control de la enfermedad.

En esta situación el rol de la educación es fundamental, porque desde la sociedad se puede hacer mucho para prevenir. Es necesario el Estado, yo no creo que sea responsabilidad solo de la comunidad, pero sí  tiene un rol importante, porque  es compartida .

En la fundación tenemos varios trabajos hechos sobre cómo los chicos aprenden y son transmisores de conocimiento a los padres. También tenemos trabajos publicados con Julia Hermida y Mariano Sigman sobre el tema. En esos trabajos se ve cómo los chicos cuando enseñan, cuando repiten experiencias de enseñanza, no solo divulgan, sino que además aprenden mejor. Eso en dengue lo tenemos hecho.

Nosotros tenemos publicado como los chicos aprenden mejor cuando ellos le tienen que enseñar a los padres. Eso, efectivamente, vale para todo. Quien trabaja en psicología lo estudia. Es una forma de cooperación. Esos estudios sobre cómo es el aprendizaje en los niños los utilizamos para validar nuestras estrategias de trabajo en el territorio.

Uno de nuestros pilares de trabajo es la cooperación público-privada. En casos como el de esta pandemia la cooperación intersectorial e interprofesional son fundamentales. Estos problemas no tienen posibilidad de solución si no se trabaja juntos, y en eso creemos hace mucho tiempo.  Infraestructura, educación, salud, trabajando juntos. Niveles locales con niveles provinciales y nacionales. Además de la propia sociedad, y de la academia.

A veces es difícil generar esta cooperación. En nuestro caso tenemos mucha experiencia en generar consorcios muy productivos, como por ejemplo, con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, en materia de  georeferenciamiento.

Otro trabajo que hicimos con chicos es sobre el lavado de manos. El lavado de manos es una conducta de aprendizaje y de higiene fundamental. Nosotros tenemos juegos y concursos hechos en y para escuelas, donde los chicos entienden cómo, por qué y cuándo lavárselas. Es un hábito de higiene fundamental.

Para ese tipo de trabajos una de las cosas más importantes es elegir consignas, y trabajar solo algunas.  Es mejor trabajar unas pocas para así no apabullar de mensajes.  Lavarse las manos es algo muy claro, y a su vez es de mucho impacto. Creo que hay que elegir qué conductas tienen mucho impacto y luego trabajarlas insistentemente. Porque la gente tampoco puede cambiar muchas conductas al mismo tiempo… Es decir, si uno le da un manual de 15 cosas a cambiar empiezan a chocar con temas  y tradiciones culturales.

-FL:- Es lo que todos tratamos de hacer ahora con el saludo, el beso y la manera de sentarnos en la mesa. Uno se confunde todo el tiempo.

-SG:- Yo estoy en cuarentena. Llegué hace 9 días de Madrid y estoy en mi casa. Primero me sorprendía que nos felicitaban por cumplir tan bien con la cuarentena. Nunca se me ocurrió que si nos decían que había que hacer cuarentena podía tocar el picaporte de la puerta de mi casa. No puedo creer que haya gente no la respete, o no la entienda. O que todo está bien mientras no toques la libertad individual. Creo que en Argentina la educación por lo público requiere que reflexionemos sobre estas actitudes.

Los argentinos tenemos poca conducta cívica. Somos buenos amigos y familiares, somos solidarios con ellos, pero en lo público no lo incorporamos. Cuando los vecinos dicen que tal no cumple con la cuarentena hacen bien. Hay un momento en que lo público está por encima de todo y hay que cuidarlo entre todos.

-FL:- ¿En nuestra sociedad ese sería uno de los aprendizajes a trabajar y seguir desarrollando?

-SG:- Creo que sí. La responsabilidad de lo que es de todos, de lo público, que es solo lo que se puede hacer si lo hacemos todos.

-FL:- En esta situación crítica, que lleva a revisar cuestiones individuales y de organización institucional-estatal, creés que podría trabajarse en un tipo de acción, si se quiere más efectiva y sostenida en el tiempo, en relación a enfermedades como el chagas, dengue?

-SG:- Desde lo que nosotros conocemos o sabemos, y que a su vez estamos reflexionando, es que hay que  generar espacios de investigación en salud pública que produzcan evidencia de calidad, y que permitan compartir la experiencia y llevar mejoras a los medicamentos disponibles. Esos espacios también  deben generar las recomendaciones y las estrategias de trabajo.  Todo ello debe hacerse de un modo colaborativo sumando lo que se sabe desde distintos lugares del mundo.  Esto es una articulación público-privada internacional, articulando las líneas de financiamiento, que a veces están.

Por supuesto que esta explosión del coronavirus requiere nuevos recursos en todos lados, y se están poniendo. Pero a veces hay recursos que están y no se aprovechan bien. No por mala intención, sino porque se prueban cosas parecidas, o alguien prueba algo que ya se hizo. Es decir, yo creo que unificar un poco los criterios y trabajar en conjunto con agencias regulatorias y con la academia es necesario. Por lo menos en eso venimos tratando de trabajar, creando y apoyando esos espacios y ámbitos donde se pueda dar esa articulación.

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