“Los que vivimos en Buenos Aires construimos estereotipos que necesitamos quebrar”*Vigente

Roxana Boixados investiga a los pueblos originarios de La Rioja y nos invita a problematizar el histórico etnocentrismo bonaerense

22 mayo 2018
Guardar
“Durante las últimas décadas se han desarrollado trabajos muy importantes sobre temas diversos en salud, derechos humanos, género, educación y biología. En efecto, es interesante comunicar que más allá de los aportes clásicos de (Bronislaw) Malinowski o (Claude) Levi-Strauss, hay excelentes antropólogos locales que piensan nuestras problemáticas desde y para Argentina”, apunta Roxana Boixados, docente investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Es antropóloga y se especializa en el estudio de pueblos indígenas que habitaron La Rioja en la época colonial, durante los siglos XVIII y XIX.
El enfoque antropológico tiene el propósito (y la virtud) de deconstruir sentidos comunes y miradas lineales acerca de acontecimientos y fenómenos singulares que constituyen, finalmente, aquello que los humanos denominamos “realidad”. En esta línea, Boixados problematiza la perspectiva etnocéntrica que –colmada de prejuicios y etiquetas– caracteriza al ciudadano híper-urbanizado de las grandes metrópolis siempre que se arroga el derecho de juzgar aquello que sucede en el resto de las provincias que componen el territorio nacional. Como si más allá de las grandes ciudades no hubiera atractivos ni relatos interesantes para narrar. Como si constituyeran un “interior” difuso y homogéneo. Como si –en el peor de los casos– ni siquiera tuviesen historia.
-¿Cuál es el aporte de la mirada antropológica frente a un objeto de estudio –como son los pueblos indígenas de La Rioja– que podría ser abordado desde la historia?
-La antropología propone un abordaje que privilegia la problemática cultural, que implica desandar aquello que se piensa respecto a los pueblos originarios, que fueron los primeros que habitaron nuestro suelo. De modo que conforme transcurre el tiempo, se configura una cultura mestiza que cuenta, por un lado, con los rasgos de una presencia indígena muy potente, y por otra parte, con la contribución de la tradición europea ya conocida.
-Sin embargo, tenemos muchos más inconvenientes en aceptar el legado indígena que el europeo…
-Por supuesto, por eso es que me interesa tanto recuperar la impronta de los pueblos originarios. Me refiero a estudiar las formas de tributación, sus sistemas de trabajo, el régimen de encomiendas y las rebeliones, entre otros aspectos importantes. En esta línea, si bien es cierto que los antropólogos –comúnmente– nos preocupamos por la dimensión étnica de la vida indígena, también es posible investigar las relaciones de parentesco, los vínculos identitarios y otros consensos que regulan la vida en sociedad, como puede ser el matrimonio.
-¿De qué manera el estudio de sociedades coloniales son útiles para comprender las dinámicas sociales actuales?
-Las pervivencias del pasado están resignificadas en el presente, aunque es necesario saberlas reconocer. En regiones marginales como La Rioja sería fácil señalar que ya no quedan vestigios indígenas, pues el idioma que hablaban los diaguitas (y otros grupos que habitaban la zona) ya no se emplea. Sin embargo, sus expresiones, cosmovisiones, tradiciones y creencias son, en algún sentido, actualizadas por los habitantes contemporáneos. Incluso, debo admitir que a pesar de todos los años que llevo intentando conocer la provincia, todavía ignoro muchos planos que podrían ser sustantivos. Los conocimientos locales se construyen y deconstruyen todo el tiempo.
-Por último, ¿qué percepción cree que tienen los habitantes de Buenos Aires respecto a La Rioja?
-En muchos casos, se tiende a creer que es una provincia en la que reina la simpleza y la inmutabilidad. Pienso que se trata de un prejuicio que parte del desconocimiento respecto a su complejidad. En general, los que vivimos en Buenos Aires conocemos poco y mal otras regiones de Argentina y construimos estereotipos que necesitamos quebrar. Al pensar en La Rioja como un sitio marginal, a menudo se cree que no ocurre nada, que no hay nada interesante para narrar. No creo que haya que ser riojano para sentirse atraído por un sitio como este.
*Publicado en la sección Noticias de la página web de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)