«Un sistema que consolida el atraso»Finalizado

4 julio 2017
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Un buen índice para formarse un juicio acerca del futuro de una nación es prestar atención a la expansión de sus universidades, ya que aquellas naciones con alta presencia universitaria, sobre todo en las disciplinas científicas y tecnológicas, ocuparán un lugar de relevancia en este globalizado y competitivo siglo XXI. Pero este análisis no puede concentrarse simplemente en la cantidad de estudiantes que ingresan a las universidades, porque se corre el riesgo de llegar a conclusiones erradas.

La matrícula estudiantil universitaria argentina es mayor (en proporción a la población) a la de muchos países de América latina, pero tenemos menos graduados; por ejemplo tenemos 50 por ciento más estudiantes que México, pero ellos tienen 70 por ciento más graduados. Lo mismo ocurre con España, ya que en 2014 nosotros teníamos 1,9 millones de estudiantes universitarios mientras España, a pesar de tener una población 8 por ciento mayor tenía apenas 1,4 millones, pero la situación era distinta cuando se consideraban los graduados: España registraba 214 mil y nosotros apenas 120 mil. Lo mismo ocurre cuando comparamos con Chile, Colombia y Brasil: nosotros tenemos muchos más estudiantes pero ellos tienen más graduados.

Después de estar un año en nuestras universidades estatales la mitad de los estudiantes no aprobó más de una materia, y en las universidades privadas tres de cada diez estudiantes tampoco aprobaron más de una asignatura. Es fácil ingresar a nuestras universidades, pero como se ingresa con escasa preparación el abandono posterior es muy elevado; de cada 100 estudiantes que ingresan a las universidades estatales no se gradúan 70 y de los que ingresan a universidades privadas no concluyen 60.

Estamos comprometiendo nuestro futuro, ya que la Argentina es un caso notable a escala mundial, porque el tránsito de la escuela secundaria a la universidad no se ve encauzado ni fortalecido por ningún tipo de evaluación de los conocimientos del estudiante. No se conoce en el mundo una ley universitaria como la vigente en nuestro país, sancionada por el Senado en la última sesión del 2015, que prohíbe cualquier tipo de examen para estimular un ingreso de estudiantes bien preparados a la Universidad. Esta ley 27204 dispone que «todos los alumnos que aprueban la enseñanza secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior». Esta ley es eficaz en consolidar la escasa graduación, ya que no alienta el estudio en los últimos años de la escuela secundaria, y dificulta la labor de las Universidades que procuran elevar el nivel de su enseñanza. A pesar de esto no se conoce ningún proyecto de ley, que haya sido presentado por el Gobierno o algún legislador oficialista u opositor, que busque superar este sistema que consolida nuestro atraso universitario.

¿Hay algún otro país en el mundo con una ley tan negativa como la aprobada por nuestro Congreso? La respuesta es no, cualquiera sea el régimen político vigente, ya que por ejemplo, el Partido Comunista gobierna en tres naciones (Cuba, Vietnam y China) donde hay exámenes generales al finalizar el secundario para poder ingresar a la Universidad. Lo mismo ocurre en países «revolucionarios» como Nicaragua y Ecuador, recordemos que cuando Correa reformó la Constitución incluyo una cláusula que expresa: «El ingreso en las instituciones públicas de nivel superior se regulará a través de un sistema de nivelación y admisión, definido en la ley. La gratuidad se vinculará a la responsabilidad académica de las estudiantes y los estudiantes…». Para poder ingresar a la universidad los aspirantes deben rendir el denominado «Examen Nacional para la Educación Superior» (ENES). La nómina de naciones con este tipo de exámenes es interminable y comprende numerosos países en todos los continentes.

El principal beneficiado por estos exámenes que existen en casi todo el mundo y están prohibidos entre nosotros es el propio estudiante, ya que esta exigencia lo estimula a estudiar mientras aun está en la escuela secundaria. Es justamente el estudio metódico, con dedicación continua y disciplina en el esfuerzo que permite adquirir los conocimientos para afrontar el gran desafío laboral en este difícil mundo globalizado. Esperemos que algún legislador preste atención a lo que está ocurriendo en América Latina y se preocupe por el futuro de nuestros jóvenes.

*Por Alieto Aldo Guadagni, miembro de la Academia Nacional de Educación, para La Nación del lunes 26 de junio de 2017

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