Sucedió en Ganduxer

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Historia de una canica que tras caer del bolsillo del pantalón de un niño, inicia un recorrido a través de Barcelona que la llevará a descubrir el mar.

Contados son los momentos en que la bolita -en la infancia del autor, los niños utilizaban la palabra «bolita» para los juegos de canicas- permanece inmóvil. Excepto cuando queda detenida en el charco, está casi siempre cambiando de lugar gracias a esa dulce pendiente que es la ciudad y que la va llevando, salvo accidente o encuentro intempestivo, hacia los barrios y calles del sur en busca del mar, del que nunca oyó hablar.

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