La aldea literaria de los niños

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Escurridiza, acosada, minorizada, la Literatura para los niños se zambulle en un mar sin fondo y sin señales preestablecidas: el desafío de los estudiosos es ablandar sus fronteras, recortar ese cuerpo estético e ideológico, hacer sonar otras voces emergentes de los textos, desestigmatizar esa noción de idiota transparencia que acarrea lo infantil, y empecinarse en descifrar el tiempo reaf que respiran sus discursos literarios; si bien la voz estará presente, los meandros de invención serán aceptados en su plausibilidad literaria y estética, en la centrada obstinación por ingresar a los niños en el suelo de la realidad que llega desde los patios y de las calles.