El sapo y el escorpión. Una fábula sobre el racismo y otros males

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El sapo le manifestó al escorpión su acuerdo, tras lo cual se dispuso, escuchando el nervioso latir de su propio corazón, a que se subiera sobre su lomo. Pasaron unos segundos y luego fueron algunos breves minutos. El corazón comenzó a bombear más lentamente, con mayor tranquilidad. Nada había ocurrido. El escorpión estaba allí sobre su cuerpo y no había hecho el más mínimo intento de aproximar el aguijón a su rugosa piel. Permitió entonces que el escorpión apoyara sus patas sobre su cabeza para poder sumergir el resto del cuerpo en el agua y sentir el placer de nadar en aquel cristalino río. Desplazó sus miembros con agilidad una y otra vez. Estaba tranquilo, ya casi se había olvidado de que un peligroso escorpión estaba posado sobre su cabeza. Casi sin sentir el esfuerzo, se dio cuenta de que ya estaba en la mitad del río, tan lejos de una orilla como cerca de la otra, en la que finalmente dejaría al temido escorpión.
A lo largo de la historia muchos pueblos y personas debieron sufrir por las ideas racistas que otros defendían. ¿Pueden un sapo y un escorpión que cruzan un río ayudarnos a reflexionar sobre esta cuestión para que ningún ser humano tenga que sufrir por esta causa?

Ilustrado por Pablo Bolaños

El sapo le manifestó al escorpión su acuerdo, tras lo cual se dispuso, escuchando el nervioso latir de su propio corazón, a que se subiera sobre su lomo. Pasaron unos segundos y luego fueron algunos breves minutos. El corazón comenzó a bombear más lentamente, con mayor tranquilidad. Nada había ocurrido. El escorpión estaba allí sobre su cuerpo y no había hecho el más mínimo intento de aproximar el aguijón a su rugosa piel. Permitió entonces que el escorpión apoyara sus patas sobre su cabeza para poder sumergir el resto del cuerpo en el agua y sentir el placer de nadar en aquel cristalino río. Desplazó sus miembros con agilidad una y otra vez. Estaba tranquilo, ya casi se había olvidado de que un peligroso escorpión estaba posado sobre su cabeza. Casi sin sentir el esfuerzo, se dio cuenta de que ya estaba en la mitad del río, tan lejos de una orilla como cerca de la otra, en la que finalmente dejaría al temido escorpión.
A lo largo de la historia muchos pueblos y personas debieron sufrir por las ideas racistas que otros defendían. ¿Pueden un sapo y un escorpión que cruzan un río ayudarnos a reflexionar sobre esta cuestión para que ningún ser humano tenga que sufrir por esta causa?

Ilustrado por Pablo Bolaños