Educación Sexual Integral: dos enfoques complementarios. Boletín de novedades educativas N° 113

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En este boletín trabajamos sobre la Educación Sexual Integral, e indagamos sobre dos enfoques complementarios: la gestión y la investigación. Con esa finalidad entrevistamos a la Gerente Operativa de Equipos de Apoyo de la Subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa del Ministerio de Educación de CABA, Sofía Torres Zabaleta, y a la Licenciada Liliana Maltz autora del libro Educación Sexual Integral. Una oportunidad para la ternura (2018). En las entrevista se desarrollan líneas de acción y orientaciones para el nivel Secundario, Primario e Inicial.

Un resumen de la entrevista a Liliana Maltz:

-FL:- ¿Cómo considerás que se puede trabajar la cuestión de las emociones y los vínculos, en lo que hace a la Educación Sexual Integral (ESI), cuando gran parte de las relaciones están mediadas por pantallas y  tecnologías digitales?

 -LM:- En principio, desde la Educación Sexual Integral, me parece que una cuestión fundamental es trabajar las emociones, no desde un enlatado que diga “¿Hoy como nos sentimos? Hablemos de la tristeza” Sino desde un lugar más espontáneo y dando lugar a quien quiera y pueda compartir lo que le pasa desde un lugar más sensible y menos estructurado. También es necesario tener en cuenta que las emociones, y lo que sentimos, se juega cuando compartimos algún video, cuento, u otra obra artística. Y no necesariamente, o no solamente, cuando ponemos en palabras lo que nos pasa. Que haya espacios para compartir lo que nos pasa está buenísimo, siempre y cuando no se vuelva un mandato. Por ejemplo “ahora vamos a hablar de”, o “contame cómo te sentís”, cuando uno a veces no tiene ganas de decirlo, y a veces sí.

 -FL:- ¿La idea sería poner la atención en una terceridad,  por ejemplo algún video o producto cultural que nos permita no tener que exponernos directamente? Es decir, no pedirle a los chicos que se expongan directamente ante todos.

-LM:-  Esa es una posibilidad. Creo que está bueno a veces hablar sobre cómo están, sin la presión de que todas las familias y todos los nenes tengan que contar cómo están. Porque a veces uno no tiene ganas. Entonces hay que saber que también se juegan las emociones cuando no las estamos abordando específicamente.  Y se juegan en la sensibilidad. Por eso está bueno lo que vos decías, tercerizando las cuestiones, que ahí también están presentes. Ahora, por supuesto que si una familia, o un niño de inicial o un adolescente está compartiendo que está angustiado o que tiene miedo de que, por ejemplo, se muera algún familiar, o nos cuenta una situación, es fundamental alojarla, compartirla y darle lugar. Pero no hay una única manera. Me parece que una brújula fundamental tiene que ver con cierta sensibilidad respecto a cómo poder abordar las emociones, sabiendo que estamos en un contexto de mucha fragilidad, tanto de los docentes como de las familias y de los chicos.

 -FL:- ¿Cómo te parece que se pueden abordar ese conjunto de emociones en los chicos, que se relacionan con la incertidumbre y con la angustia,  sobre todo cuando lo absorben por parte de la familia, o a través de los medios de comunicación que pueden escuchar cuando están haciendo otra cosa. O, incluso, hasta en forma directa porque han tenido el deceso de algún familiar. ¿Cómo aparece eso y cómo considerás que se puede trabajar y contener?

 -LM:-  Por un lado, creo que es diferente en función de las edades. Cuando son muy pequeños me parece que hay algo, que Perla  Zelmanovich lo habla en un texto contra el desamparo, en relación  a una función adulta de velamiento, de funcionar a modo de velo, que no tiene que ver con la negación, sino de una función protectora hacia la infancia cuando hay situaciones que son muy crudas o crueles. Esto de “esto ya va a pasar cuando tengamos una vacuna”, “esto es transitorio”, “estoy acá para ayudarte”. Esa familia y escuela tienen que funcionar con esta manera de cuidado, que, insisto, no es negar. Es imaginar un futuro venidero más esperanzador. Porque, sino, es muy demoledor para una subjetividad en crecimiento estar expuestos a la cantidad de muertos y enfermos diarios. Me parece que esa es una función importante, que inclusive tiene que ver con sostener propuestas ligadas al juego. Por ejemplo, el juego siempre es un canal fundamental para la niñez para elaborar situaciones traumáticas. Por ejemplo, hay un video de Paka-Paka, que se llama “Mi Familia” en el que hay una nena que está jugando a darle remedios a una muñeca, y después se ve que jugando también le da ese remedio a su abuelo que está enfermo. En el final se los ve a los dos jugando en la plaza. Me parece que hay algo ahí del orden de lo simbólico que también permite a los más pequeños tramitar estas angustias y estos dolores. Por otro lado, cuando son adolescentes o personas grandes, me parece fundamental poder armar algo del orden de la “grupalidad”, del acompañamiento, que tiene que ver con mostrar que “no sos el único o la única a la que le pasan estas cosas, estamos acá para ayudarte”. Tanto desde un grupo de pares, como desde el docente. Sentir que hay alguien que está escuchando, que está acompañando, que le da lugar a esa tristeza y dolor. Y que no es al único o la única que les pasan estas cosas. Que no alivia, pero permite la posibilidad de compartirlo.                

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